miércoles, 16 de octubre de 2024

El Demonio de la Perversión - La Poesía

Mis ganas de escribir no se permiten morir
se retuercen dentro de mis entrañas
como un pedo,
una mierda de tamaño abominable,
una carga líquida y pesada de diarrea
necesitan salir de mi cuerpo
como un grito de dolor
un golpe de desesperación
una lágrima de tristeza
necesito escribir
describir el horror
dar forma a la belleza en un fracasado pero digno esfuerzo por compartirla con un prójimo que nunca entiende
la voz que clama en el desierto
al lugar ideal para ir a gritar cuando se ha callado demasiado
no solamente guardar silencio
callar
tragarte lo que tienes que decir.

Un niño. Sus padres nunca le dejan hablar, no le permiten que opine y cuando lo hacen critican, se mofan o no cumplen con lo pedido. Esos mismos padres imbéciles regañarán al muchacho cuando pierda sus útiles escolares porque en sus narices un compañero se los agarró y no se los devolvió.
"Habla, no te quedes callado". Le dicen luego de regañarle y amedrentarle.



miércoles, 9 de octubre de 2024

El Demonio de la Perversión - Entrevistas

Me mantuve lejos de la luz pública por un tiempo, luego de que la publicación de mi primer novela causará controversia que poco o nada tenía que ver con el libro: la madre de mi hijo, quien hasta entonces se había mantenido ajena a mi vida durante ya siete años, apareció cuando el libro comenzaba a agotar su ya tercera edición, declarando violencia doméstica entre muchas otras estupideces clásicas de las mujeres que, como ella, solamente quieren sacar tajada económica de su pareja o ex pareja. Sin embargo, me desaparecí cuando aseguré que ese comportamiento por parte de ella era algo natural y aprendido de familia, pues la madre de la muchacha se había arrimado a un anciano enfermo y con dinero para hacerse fácilmente de un mísero pero regalado patrimonio. La verdad no peca, pero incomoda y la opinión pública atacó mi imagen a la par que disparó la venta de mi novela hasta la sexta edición.
    Ahora, me habían invitado a uno de esos night shows, donde un grandísimo ignorante y bufón de las masas entrevistaba a alguien con un valor cultural mucho más elevado que el suyo. Por principio jamás me pararía voluntariamente en un programa así. Pero, mi nuevo libro: Ensayo y Visiones del Infierno, alcanzaba ya su tercera edición y generando un morbo que los productores del programa maquillaron como controversia, me invitaron para hablar un poco acerca del libro.
    Como siempre pasa cuando se habla del cielo y el infierno, ángeles y demonios, buscaron provocar un comentario polémico de mi parte al tratar de averiguar de dónde había sacado aquellas visiones que describía en mi libro. Fui presentado, en primer momento, con mi nombre real: El Escritor Maldito de Blas Hernández.

"¿Qué es un escritor maldito?" Me pregunta tu jefa mientras me la estoy cogiendo. "Es difícil de responder." Le contesto dándole unas cuantas nalgadas bien sonoras haciendo temblar su culo como gelatina. "Hay muchas personas que buscan de la poesía lo bello, hay quienes rompen estas reglas a propósito, la gran mayoría por ignorancia, torpeza y/o estupidez. Es muy normal que en este mundo lleno de gente pendeja, muchos pendejos sea crean poetas y por ende mucha gente pendeja leerá mala poesía.'
    'Un poeta maldito ha entrado y salido del infierno, encontrando en sus profundidades la poesía." Continué diciéndole a tu madre mientras se la metía por el culo. "Lo describe de manera que, al leerlo, ves que el mismo infierno es el de muchos más y, si encuentras al poeta adecuado, lograrás conocer tu propio infierno"

    "¿Me preguntas cómo es el Infierno?" terminé preguntando a manera de respuesta a una insistente pregunta que el menso aquél había formulado ya varias veces de varias formas distinta. "Bien, te lo voy a tratar de explicar; primero te diré que no existe solamente uno, ni siquiera uno por cada pecado.'
    'Existe un infierno por cada santo. Por cada ente u objeto sagrado existe uno maldito. Existen tantos santos que no importa el nombre que tengas, habrá uno con el tuyo. Habrá un demonio llamado como tú, habrá un infierno único y original para ti.'
    'A veces se mira demasiado extenso, como alguna especia de desierto. Otras es un cuarto de paredes blancas que se ciernen, una mesa de operaciones donde te parten con sierras. Un cuarto maltrecho y maloliente donde en el piso y sin ropa, extraen las entrañas de tu cuerpo.
    '¿Cuántos nombres tienes? ¿Y apellidos? Pues también tendrás el mismo número de demonios preparados para lastimarte.'
    'Es caer vertiginosamente y sin limite mientras los demonios de tus nombres y apellidos, ayudados por todos los que hagan falta, vomitan dentro del agujero en tu estómago por el cual te han sacado las entrañas; toman tu intestino grueso, cuya mierda caliente permanece en tu interior y lo meten por tu boca y garganta hasta que vomitas. Y gimes de placer, mientras permaneces escapando, entrar en cualquier casa y buscar a cualquier persona encuentras solamente a Satanás riéndose piadosamente de tu alma mientras llora divertido. Tan claro e irreconocible como el sonido de cien trompetas entonando al unísono un oscuro, bello pero agresivo himno de amor, amor más allá del bien y del mal. El placer, el dolor y todas las emociones y sentimientos de este mundo experimentadas al mismo tiempo, sin distinción entre hombres, mujeres, niños o niñas, ancianos o ancianas. Sin importar raza, religión, orientación sexual, ideología, ateísmo o agnosticismo. Todos bailaran, violaran y serán violados, torturarán mientras son torturados, consentidos, satisfechos, maldecidos y bendecidos, condenados y salvos al mismo tiempo."
    Un silencio colmó el plató, el presentador un tanto dudoso continuó con su itinerario:
"¿Qué es lo que ves en el infierno?"
"Lo que más te perturbe y lo que más te guste ver de manera repugnante y excitándote por igual, haciéndote gritar de dolor y de placer al simultáneamente"
"¿Se puede sobrevivir al del infierno?"
"Un poco al de la tierra tal vez. Pero siempre hay quienes piensan que existe uno más allá de la muerte"
"Y ese infierno que nos contaste ¿Cuál es?"
   
    Estaba viniéndome en la cara y las tetas de tu mamá como un jabalí en celo y mientras limpiaba mi verga usando su boca con abnegada pasión contesté.

"El de la Tierra"



lunes, 7 de octubre de 2024

Acordándome de Ti

publicado pero no redactado el 07/10/2024.

Estoy acordándome de ti, como muchas veces lo he hecho, y como todas esas veces, recuerdo las mismas cosas, recuerdo bien la primera vez que te hablé: un catorce de febrero por la noche.
- Nadie puede sentirse solo en San Valentín- te dije, sintiéndome precisamente solo.
- Yo sí- me contestaste. Supe en ese momento que necesitabas algo, supe en ese momento que me necesitaban... lástima. Ahora soy yo el que necesita de ti... pero no hay nadie que me diga: en San Valentín nadie puede sentirse solo.

Pues ya no estás aquí
Y yo muriéndome por ti
Porque me haces creer
que siempre te podré tener
ya que me haces sufrir
sigue olvidándote de mí
y lloraré acordándome de ti.

Del color de tu cabello y el perfume de tu cuerpo
del aquellos besos y la flama del deseo
del calor de tus abrazos y lo suave de tus manos
lo tierno de tus caricias, lo hermoso de tu sonrisa
el mirar aquellos ojos y lo bello de ese rostro...
...

Estoy acordándome de ti, ignorando si todavía te acuerdas de mí, recuerdo que las pocas veces que pude estar abrazado a ti mientras te besaba fueron las mejores, que no necesitábamos decir nada, solamente estar uno a lado del otro para ser felices. Estar a tu lado me hacía sentir feliz... tus mensajes de buenos días y buenas noches diariamente, nuestro saludo de beso todas las mañanas y ese pequeño dolor al despedirnos.
Una vez dijimos que estaríamos juntos para siempre: fue mentira. Hoy que me acuerdo de ti me doy cuenta de que todo lo que nos decíamos no era verdad, incluso aquella vez que mencionaste que cuando te dejara morirías, me alegra que sea mentira, porque la tristeza invadiría mi alma si tú no estuvieras.

Ese adiós que de tus labios quedó en mi pecho tatuado
que tu rostro hiciste a un lado para no verte llorando
y que apretaste los dedos antes de soltar mi mano...







jueves, 19 de septiembre de 2024

Excomulgado (En Proceso)

Había regresado de la Universidad Pontificia de Roma, en esta ocasión aproveché el ofrecimiento de una beca para entrar en la carrera de idiomas. Latín, griego, italiano, inglés y español eran las principales materias dentro de la carrera la cual logré aprobar sin mayor dificultad para reintegrarme al servicio de la parroquia.
    Tres meses pasaron, el trabajo en la parroquia no lograba aminorar. El secretario del obispo se presentó temprano un domingo en la casa cural. Desayunó, comió y cenó con nosotros aprovechando cada momento para hablar seriamente con el párroco. Tan así, que entre el vicario y yo tuvimos que repartirnos las misas correspondientes al padre.
    Al cabo de un mes, me dirigía inmediatamente hacia una antigua comunidad en los rincones de Sudáfrica. Aproveché el largo viaje de muchísimos transbordos hasta llegar a la aldea, para repasar las hojas con instrucciones que el Vaticano envió para mí. Entre las diversas indicaciones que poseía aquél documento llamaban especialmente mi atención aquellas que especificaban el no intervenir en las costumbres y tradiciones de los pobladores. Debía limitarme a dar misa y atender solamente a aquellas personas que reconociese como asistentes de la misa dominical.

El recibimiento llamó mi atención. Pese a que el jefe de la aldea, quien no profesaba la religión, envió una bestia para mi traslado a la estación de autobuses, decidí que fuese destinado al sacristán y mi equipaje. Recorriendo los cinco kilómetros restantes a pie, con un guerrero Samburu a cada flanco.
    Para mi gran sorpresa, los guerreros samburu usaban lenguaje de señas en inglés americano, por lo que terminé entendiéndome con ellos en base a señas y una que otra palabra en inglés, porque lo entendían muy bien, aunque no lo hablaban. Su amabilidad me llamó la atención, más aún cuando me contaron que la gente de mi tipo no les agradaba porque éramos unos entrometidos que solamente pretendíamos asustarles en base a falacias y chantajes  que . Me disculpé en su lengua por las corrompidas acciones de mis antecesores y aseguré que mi única intensión era la de dar los servicios espirituales de quienes viniesen buscándolos.
    No me creyeron, aunque tampoco me tildaron de mentiroso o de hablador. Comprendí entonces que su gran amabilidad era en verdad una cautelosa condescendencia.
    Llegados a la aldea, los ancianos y guerreros formaron dos filas para que pasásemos por en medio. Fue de momento surrealista pero ninguno de aquellos hombres se encontraba ahí para saludarme, sino para escrutarme de pies a cabeza. Imagino que de mi impresión en ellos y en los guerreros que me acompañaron derivaría el cómo me tratarían el resto de habitantes de la aldea, al menos en un principio.
    Una vez acabada aquella doble fila, los niños comenzaron a corretear de manera curiosa y traviesa por todos lados, levantando polvo. Un grupo de oscuras y sonrientes niñas nos adelantaron, una de ellas me mostró presuntuosa el contenido del canasto que traía: grasa y vísceras recién lavadas; usando el inglés y a uno de mis escoltas como intérprete, pregunté a la jovencita si aquello era comida para nosotros, además de asegurarle que iba a estar delicioso cuando me contestó que sí. Eso sí, algunas mujeres miraron con recelo desde la lejanía mientras sostenían a sus niños pegados al cuerpo tomándolos por los hombros.

Me sorprendió ver la parroquia, construida de block y concreto, como si hubiesen tomado una iglesia mexicana del siglo XX para colocarla en aquél páramo casi desolado, salpicado de las chozas de los habitantes de la tribu.
    En el atrio de la colosal iglesia habían dispuesto un banquete que consistió en cereales crudos y carne de res. Justo después del recibimiento llegó el líder de la aldea acompañado por el resto de guerreros y los ancianos. Se trataba de un guerrero enorme e intimidante, me dio la bienvenida y me ofreció los alimentos asegurándome que estaban preparados como lo decía la Biblia: en las brasas colocaron la grasa y vísceras del animal y en el aceite producto de aquella cocción se puso a cocinar a la carne. 
    Me percaté entonces de la gran mayoría de la gente permaneció a fuera, incluidos los guerreros y el propio jefe de la aldea. Me acerqué ante aquél hombre tan imponente y le pedí que, si no existía alguna condición ignorada por mí que lo impidiera, todos participaran de la comida, pues Yahvé es un Dios de caridad; Con enorme aprobación y un solo gesto, el jefe dio paso a los habitantes, llenándose así el enorme atrio de la iglesia, hubo incluso música así como danza.
    Las mujeres danzaban con los senos desnudos rebotando al aire, al levantar las piernas revelaban bajo sus faldas su bella y humana naturaleza.
    Solamente se nos permitió al jefe y a mí beber alcohol. Hasta la mañana siguiente se acabó la fiesta y se retiró y limpió todo.

Al cabo de pocos días, me despertó el llanto de una niña. Asomándome por una ventana de la casa cural, vi que varios aldeanos salían a toda prisa de sus casas, motivo por el cual yo mismo salí corriendo en dirección al gentío. Conforme fui acercándome logré distinguir cánticos y rezos. Una circuncisión femenina estaba llevándose a cabo. Usando una rústica navaja calentada hasta el rojo vivo, reventaron, a la par que cauterizaron el clítoris de la pequeña, cuya edad no pasaría de los seis años. El resultado final de aquél procedimiento consistía en una quemadura de segundo grado bastante profunda pero cerrada, donde anteriormente se encontraba un virginal chicharito.
    Acabada la circuncisión, todo el mundo comenzó a danzar, a cantar e incluso a felicitar a la pequeña. Me pidieron que me uniera al júbilo de la celebración, así que canté y bailé lo mejor que pude como ellos. Esa misma tarde, asistió a la misa el líder de la aldea. Acercándose al finalizar para preguntarme si era verdad que había participado en el ritual de la mañana, le dije que sí; me preguntó por qué y le conté lo que pasó y el cómo terminé en medio de aquella celebración. Debido al carisma con el que enteré de mi anécdota al jefe, éste estalló en sonora y divertida carcajada. Aunque recobrando su solemnidad me preguntó después si no era yo capaz de sentirme estremecido por ello contestándole yo que mi trabajo ahí no consistía en emitir mi juicio pero aproveché para confesarle que, como alguien ajeno al lugar y las costumbres, sentí mucha preocupación, porque el llanto de la niña delataba verdadero dolor. El jefe me aseguró que estaría bien, que el proceso es así de doloroso y que los hombres no lo pasan mejor, también me aseguró que, aunque el médico de la aldea usaba remedios y enjuagues efectivos en la gran mayoría de casos, contaban con una farmacia que poseía los medicamente necesarios para todas las complicaciones posteriores que se podían dar. El jefe aprovechó para contarme que muchas niñas y niños morían de una enfermedad que yo comprobé después eran tétanos y gangrena productos de aquella rudimentaria práctica, pero desde la llegada de la farmacia y sus remedios, esa mortalidad había quedado atrás. Agradecí a Dios y al jefe.
    Antes de despedirse, aquél hombre enorme me preguntó lo qué opinaba Dios acerca de aquella práctica. Le comenté que a Yahvé le disgusta el dolor que se hace por placer y con maldad, pero enaltece a los que sufren y se entregan a su divina piedad. El jefe me contestó asintiendo con la cabeza y diciendo: Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados y bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.



miércoles, 21 de agosto de 2024

NADA

Me siento para escribir
hay mucho que decir
porque se ha callado durante mucho tiempo
lágrimas vertidas en silencio
vidas silenciadas en la soledad
el elenco de una patética y vergonzoso parodia se despliega impúdica ante del resto de simples y solitarios espectadores en la forma insoportable del prójimo que nos estorba por todos los flancos.

Me siento ante el papel, con tinta en mano para escribir
hay mucho que contar
entre violencia, traumas psicológicos, eventos incomodos, situaciones limite, estupidez natural o narcótica que se apropia de nuestras mente

Riendo, el pequeño Chucho creyó que bajar aquella pendiente montado en su bicicleta no tendría como desenlace que terminaría hecho pedazos al fondo de esa misma barranca
no hay literatura
sólo las anécdotas patéticas de un pedófilo depredador de niñas pequeñas
rememoranzas de los sicarios que despedazan y violan en orden distinto hombre mujeres y lo que haga falta para cobrar venganza o mandar un mensaje o lo que haga falta

No hay poesía
en la droga que corres al baño para metertela
mientras trabajas fabricando las mismas cosas que robas, en la gente que piensas que engañas
No encuentro poesía
en la música creada por un homosexual podrido en vida culpa del SIDA que le consume la vida como una flama puesta sobre la parafina
No hay poesía
en los partisanos y/o hijos de partisanos seleccionados para fungir como objetos de entretenimiento para un grupo selecto de simpatizantes del partido

No, hay, poesía,
No; hay; poesía;
No. hay. poesía.
No... hay... poesía...
Sólo un niño que recibe golpes o insultos - o una combinación de ambos - cada vez que afectado por la intensidad de sus sentimientos pregunta llorando una vez más por su padre a la culera de su madre, incapaz de soportar una puñetera vez más esa pregunta imbécil
No
Hay
Poesía
no hay lugar en el camión rumbo a casa
solamente dieciséis horas de un trabajo agotador
 

 

lunes, 19 de agosto de 2024

Monstruos y Pesadillas

Incapacidad de respirar
del corazón para latir
sobresalto
un sueño
un hombre con un machete
otro con un guante de garras en lugar de dedos
un payaso acosador con el objetivo de asustarte tanto que te vuelvas loco
sobresalto
un sueño que se acaba y entrega
a una realidad
donde todos esos monstruos no pueden atacarnos
no pueden lastimarnos porque no existen
olvida el terror de los sueños
cambiándolo por miedo de inseguridad
causada a consecuencia de la ausencia de un padre
el temor de estar en un salón
donde otros más asustados que él
se dedicaran a robarle
a ofenderle, a golpearle.
Un acoso constante
que continua cuando un esfuerzo sobrehumano
lo lleva a tratar de conseguir por fin ayuda de la maestra
la cual se burla de él
lo llama débil
tonto, cobarde
poco hombre
marica.
Justificando así a la par de estimular
el abuso
el acoso.
Algunas compañeras se dan cuenta
se acercan, lo apoyan
alguien les enseñó el lenguaje del amor
comprender que lo único que le puede salvar
es el amor
por lo tanto
aquel pobre muchacho
está condenado
a la locura.


 

 

martes, 13 de agosto de 2024

Una Musa Dormida

Era tarde, de noche, como muchas otras veces lo había sido; de igual manera, el insomnio aquejaba mi cabeza consecuencia de múltiples ideas revueltas y sentimientos no muy bien identificados. La soledad y el hastío llenaban el calor incómodo de la noche y, una vez más, la gran hazaña de dormir no se vería cumplida.
    Me levanté entonces en camiseta y calzoncillos, la pijama había salido volando junto con las cobijas en cuanto el calor se hizo insoportable. Froté un tanto mis ojos pues el destello de mi teléfono me había vuelto borrosa la vista. Me dispuse a escribir, pero no venía idea ninguna y mi ansiedad continuó creciendo dejándome ahí inclinado sobre una agenda que me hacía las veces de cuaderno de notas, con lápiz en mano y sin ninguna idea que pudiera crecer, sin embargo permanecí en mi posición empeñado en plasmar algo en el papel..
    Fue entonces que apareció, no sabría decir si producto de una alucinación onírica o una visita excéntrica y repentina, pero se presentó ante mí, la débil luz amarilla iluminaba la mitad de su cuerpo en diagonal, dándole a su presencia un aire misterioso, tétrico que me fascinó - ella me fascinaba de por sí - porque pocas veces había logrado apreciarla tan vívidamente.

Era cierto... parecía que me había olvidado de ella, de hecho no le había enviado ni un mensaje y eso me hacía sentir un tanto culpable, era la única persona que se había interesado en mí y yo se lo agradecía alejándome y probablemente hiriéndole como hacen los patanes y los cobardes, dos cosas que yo no era.
    Nunca había conocido a alguien así, y fue precisamente esa singularidad la que me llevó a sonreír a escondidas de ella la primera vez que me saludó, despertando en mí ese deseo ambiguo de no querer volver a ver a la persona que quieres volver a ver, cosa que pasó y siguió pasando.
    Luego llegaría la opinión pública a realizar sus embusteros ataques, el odio generalizado hacia quienes nada deben nos llevó a callar el escándalo... escándalo

“en la fotografía ella está tomando mi brazo”

a mí me hubiera más bien gustado rodearla con mi brazo y colocar mi mano en su cintura, más de nuevo algo imponía. Junto al deseo de voltear a verla, pues nunca sabe uno cuando será la última vez que miras a alguien y en esa ocasión un regalo había embellecido esa última vez.

Sin duda estaba ahí, se acercó para entrar de lleno en el halo de la luz de mi lámpara de escritorio, alta como solamente ella y con esa mirada aplastante que siempre me gustó sentir fija en mí, pero no dije nada, o si lo hice, ninguno escuchó.
    Colocó sus dedos largos y finos sobre la mano que sujetaba el lápiz y por mí empezó a trazar letras y a construir frases, guiando suave y delicadamente mi mano, el contacto con su piel me estremecía enormemente y me reconfortaba sentir su calor adaptándose al mío, pues más que sostener y guiar mi mano, la acariciaba.

Ella me buscó y yo a ella varias ocasiones, no sé si se trate de una de esas personas sin las cuales no se puede vivir, como despreocupadamente se dice, pero sin duda, cada vez que venía a buscarme, mi corazón daba un vuelco tremendo y la sonrisa y el gozo crecían en mí, a veces demasiado impetuosamente como para poder controlarme.
    Jamás se lo dije y no lo lamento... sabe que me derrite, que me vence, que me inspira y que no sería justo lastimar su corazón.

Desapareció justo como se fue... en medio de su hechizo, no me di cuenta de que su cuerpo estaba ya demasiado cercano al mío, sentía su calor y su aroma y cerré los ojos sumisamente a su presencia y su contacto. De pronto, trazó punto final y cuando abrí mis ojos, la musa se había ido y el papel estaba en blanco.



29/02/2020 LZT A quien tanto quise y a quien nunca supe querer.



jueves, 25 de julio de 2024

Caín sin Abel

Caín se había preparado para aquel momento, tomó una sudadera, la más random que encontró y se la calzó con todo y el gorro pese a ser pleno verano. Preparó un par de bolsitas de marihuana las cuales se guardó en la sudadera,caminó un rato para la calle y aguardó en una esquina a que llegara el comprador el cual pasó acompañado de alguien que parecía ser su hermano o su primo. Intercambiaron el producto por dinero y siguieron caminando cada quién en la dirección que llevaban en un inicio.
    Caín sacó de su sudadera un cigarro de hierba, el cual procedió a fumar triunfalmente dando gracias al dinero tan fácilmente ganado.

Una vespa corría a toda velocidad hacia la Cruz Roja. Dentro, los doctores y paramédicos descansaban todavía de sus infructuosos esfuerzos con las cabezas gachas, las manos y ropas ensangrentadas. Las balas habían taponeado sus propias heridas, salvo en una cuyo orificio de salida lesionó la arteria cercana a la entrepierna, por la cual no solamente se escapó la bala, sino también la vida; unido a la falta de experiencia de la médico a cargo, el valor, la disposición y humanidad  del equipo no resultó ser suficiente para preservar la vida de Caín, quién fue reconocido por su hermana que llegó en su vespa turquesa a los pocos minutos de declarado en fallecimiento.

 


 

viernes, 21 de junio de 2024

En Escena

Alan era un actor increíble, más que una técnica integral, es decir, más que destacar por su amplia gama de emociones y recursos actorales y escénicos, destacaba por su intensidad. A los directores les encantaba dirigirlo, principalmente en obras donde los personajes padecían alguna especie de catarsis, pues Alan alcanzaba momentos que rayaban en lo espeluznante, pero esos más de diez minutos de aplausos al final de las obras terminaban de añadir valor a las interpretaciones. En más de una ocasión, uno que otro miembro del público solicitó y logró acceder a camerinos al final de la función para asegurarse de que el actor se encontrase bien, siempre encontrando a una persona bastante agotada amable y tranquila.
    Angélica era una mujercita caprichosa, cercana a sus dieciocho años, en palabras de ella misma quería tener un montón de novios y coger un chingo, antes de entrar a la edad madura. En medio de la obtención de sus sueños, se encontró con Alan, le llamó de momento lo intenso y peligroso que se  proyectaba en la escena en aquellos momentos catarticos. Angélico se enganchó con él, debido a que resultó ser tan intenso enamorado y cogiendo como lo era actuando. Pero Angélica era una chamaca berrinchuda y caprichosa, incapaz de doblegar o ceder ante la voluntad y las razones ajenas. Encima era rencorosa y vengativa, a través de actitudes y agresividad pasiva, se encargaba de hacer sentir mal a Alan a modo de desquite cuando un capricho de ella había llegado a ser cumplido por medio de una pelea o rabieta. Debido a las reacciones de Alan, Angélica comenzó a recrearse más y más en sus pequeñas venganzas ofuscando más y más a su novio.
    Resultó que la intensidad del muchacho llegó a detonarse fuera de la realidad escénica cuando le metió una golpiza de muerte a Angélica, luego de una serie de pequeñas pero insistentes provocaciones. Cuando la volvieron a ver era arrastrada en una silla de ruedas por su madre, sus pies descansaban completamente flácidos en las apoyaderas de la silla, sus rodillas bamboleaban sin control chocando entre ellas repetidad veces. Solamente en sus brazos parecía poseer un poco de control, como un recién nacido. Su cabeza colgaba hacia enfrente y hacia un lado, su rostro mantenía una mueca estúpida, pues la muchacha era incapaz de pronunciar palabra, balbuceaba alguna forma de lenguaje consistente más sonidos y quejidos. El daño en su cerebro no afectó su desarrollo mental sino que el daño se vio limitado a afectar sus capacidades motoras: Una perfecta prisionera dentro de su propio cuerpo.
    Con la esperanza de ser capaz de revertir el daño, Angélica abandonó aquella academia sin voltear a ver a nadie ni despedirse de Alan, quien ensayaba como su habitual intensidad, arriba del escenario.
 

 

lunes, 1 de abril de 2024

Una Vez a la Semana

Íbamos a casa caminando una helada noche de diciembre; sonreímos al ver a una señora discutir con otra pues ya estaban ahí cuando pasamos de ida.
    Nos acercamos al local de pollo frito para comprar algo de desayunar, resultó que una de las mujeres que discutían era la que atendía, nos advirtió que pagáramos con cambio, cosa que haría de todos modos, pagué en monedas de diez y cinco pues tenía muchas y comenzaban a bajarme los pantalones.
    Una vez terminada la venta, la mujer que atendía corrió con mis monedas hasta la puerta de su local y le arrojó las monedas a la otra señora que gritaba en la acera del otro lado de la avenida. Contrario a que pensamos, las monedas volaron sin separarse más que un poco durante su trayecto e impactaron en la sien de aquella anciana tremendamente odiosa.
    La señora del local salió corriendo de su negocio esperando no tener que cargas con un crimen mayor, a media avenida impactó de lleno con una combi tan atascada que transportaba gente de pie.
    No tocamos para nada el tema, pero todo nos recordó a lo que acababa de ocurrir y nos estremecimos. Solamente podíamos vernos una vez a la semana y aquellas viejas putas lo habían arruinado por completo.



El Lápiz Mágico y la Hoja de Papel (Ejercicio)

Caminaba apaciblemente por la calle aledaña a la plaza pública. Reparaba en la nostalgia que me provocaba el camino miles de ocasiones recor...