sábado, 19 de julio de 2014

Pastorela ¿Dónde Quedó el Niño?

OJO: LA ACTUAL PASTORELA NO PRETENDE SER UN TEXTO ORTODOXO NI NADA QUE SE LE PAREZCA A UN LIBRETO DE TEATRO, SINO QUE SE TRATA DE UN TEXTO DE MI AUTORÍA QUE PRESENTO TAL Y COMO LO ESCRIBÍ POR PRIMERA VEZ, POR LO QUE PUEDE CONTENER CIERTO ERRORES Y DESACIERTOS. LA FINALIDAD DE LA OBRA NO ES OTRO QUE EL DE ENTRETENER.

Escena: Aparece un narrador, saca de su cinturón un pergamino, lo desdobla y comienza a leer hacia el público
Narrador: Hace mucho tiempo existieron dos hermanos: Gézer y Zabulón. Ambos hermanos estuvieron siempre en constante lucha, la cual aumentó con los años, hasta convertirse en una guerra (aparecen dos ejércitos, uno de cada lado del escenario) Lord Gézer, se hizo el general del ejército de la luz y Zabulón se hizo general del ejército de las tinieblas. Estuvieron preparándose para que llegara el cruel día en que tuvieran que enfrentarse (ambos ejércitos comienzan a pelear severamente sin darse tregua uno al otro). Por un momento el combate estuvo empatado, pero pasadas dos horas de combate, el ejército de la luz comenzó a obtener la ventaja (aparece el diablo y baja el telón que cubre la escena de guerra)
Diablo (sacudiendo las manos, interrumpiendo al narrador): No, no, no, no… esa historia no me gusta para nada
Narrador (confundido): ¿Qué por qué?
Diablo: Como que ¿Por qué? (al decir ‘por qué’ el diablo le remeda al narrador) Pues porque esa historia está mal, toda apócrifa
Narrador (indignado): ¿Cómo que apócrifa?
Diablo: Pus sí… ¿cómo está eso de que los buenos ganan?
Narrador: Ah, pus es que tú no me has dejado terminar de contar la historia
Diablo (ilusionado): ¿Ah, sí? Bueno pues entonces termina
Narrador: Está bien, hazte pa’ allá (empuja fuertemente al Diablo sacándolo de escena y el telón vuelve a abrirse) después de horas de sangriento combate sólo quedaron en el campo de batalla Gézer y Zabulón, quienes finalmente se enfrentaron (detrás de él ambos guerreros comienzan a pelear magistralmente) Pero en un descuido mortal, Zabulón perdería el combate y la vida (Gézer atraviesa a Zabulón con su espada) pero el agonizante guerrero oscuro daría este veredicto (Zabulón jala a Gézer y le habla al oído, el narrador se hace a un lado)
Zabulón: Esta vez ganaste, hermano. Pero solo es parte de mi plan, como guerrero terrenal algún día morirás y cuando eso pase, yo volveré como el Guerrero Oscuro y lo destruiré todo. (Zabulón cae al suelo y muere)
Narrador: Así, Lord Gézer ganaría el cruel combate y rezaría para que, si algún día Zabulón  volvía, pudieran nacer en esa misma época, guerreros con el poder suficiente para detenerlo y así pasaron siglos de aparente paz… hasta ahora. (Se baja el telón y vuelve a aparecer el Diablo)
Diablo: ¿Qué onda? ¿No qué ganaban los malos?
Narrador: No. Yo nunca te dije que ganaban los malos
Diablo (enojado): ¿¡ENTONCES!?
Narrador: Nomás era para que me dejaras contar la historia
   El narrador levanta el pergamino para seguir leyendo, el Diablo se lo arrebata y lo rompe, el narrador agacha la cabeza triste, el Diablo se da vuelta y se retira. Una vez que el Diablo no está el narrador saca de su abrigo otro pergamino y lo estira, pero llega el Diablo, se lo arrebata y lo rompe; el diablo se da la vuelta y antes de irse el narrador saca otro pergamino de su abrigo, el Diablo se da vuelta le arrebata el pergamino al Narrador y lo rompe; pero mientras el Diablo rompe ése el Narrador ya sacó otro, el Diablo se lo arrebata y lo rompe… el Narrador y el Diablo se miran fijamente, el Diablo le estira la mano al narrador y el Narrador saca otro pergamino y se lo entrega, el Diablo lo rompe. Por fin se da la vuelta y el narrador se abre el abrigo para sacar otro pergamino pero el Diablo se voltea y el Narrador disimula, así le hacen repetidas veces, pero entonces el Diablo pierde el control y llama a sus secuaces:
Diablo (enojado): ¡Seytan! ¡Dabel! ¡Vengan para acá! (aparecen los pequeños demonios)
Seytan y Dabel (al unísono): ¡Ordene emperador!
Diablo: No sean payasos. Llévense al narrador y quítenle todas las copias que tenga de su historia
   Los dos diablillos se dirigen al narrador lo rodean y dan salto alrededor de él, luego uno lo toma de los brazos, otro de los pies y se lo llevan fuera del escenario, se escucha un sonido como de golpes. Entran de nuevo los diablillos cada uno carga un montón de pergaminos enrollados
Seytan: Listo jefe ¿Qué´ hacemos con esto?
Diablo: Quémenlos
Dabel: Pero jefe, esto puede ser útil para uste’
Diablo: ¿y en qué me puede ser útil?
Dabel: Pues muy fácil, cuando uste’ ande de viaje y le dé por hacer del baño pues…
Diablo (le da un zape a Dabel interrumpiéndolo): ¡Ya cállate! ¡Y apúrense que tengo cosas que hacer!
Seytan: Sí mi jefe
   Los demonios están por retirarse pero el Diablo reflexiona un poco
Diablo: Esperen
   Los demonios se dan la vuelta y regresan
Seytan y Dabel: ¡Ordene emperador!
Diablo: Creo que uno de esos sí puede serme útil (toma uno de los muchos pergaminos que hay) listo, lárguense de aquí (los demonios salen de escena. El Diablo lee atentamente el cuento y asiente con la cabeza) Sí, este pergamino era justo lo que necesito. Usando mis enormes poderes, cambiaré el transcurso de esta historia, y volveré a los buenos malos y a los felices en infelices, además de que aquí viene escrito cómo despertar al Guerrero Oscuro… (Aparece el narrador saltando porque está amarrado de brazos y pies)
Narrador: jajá, eso no puede ser
Diablo: ¿por qué no?
Narrador: Dices que vas a volver malos a los buenos ¿no? ¿Y qué harás con los malos?
Diablo: pues los haré más malos
Narrador: JAJAJA… (Interrumpe su risa victoriosa) No pus sí ¿verda?
   Vuelven a aparecer los diablillos y se llevan narrador
Diablo (dirigiéndose al público): Ahora sí, con este plan, podré ganar. Porque se acerca la fecha en que viene el Salvador de la tierra, pero con éste malévolo plan, no fallaré y cumpliré mi cometido para someter al mundo (El Diablo ríe macabramente pero cae un rayo y el Diablo grita como una niña. Sale de escena. Baja el telón)

Escena: El pesebre de Belém. Aparecen los ángeles Rafael y Gabriel cantando solemnemente, sin embargo, el pesebre está vacío, los dos ángeles detienen sus cantos comienzan a buscar por todas partes
Miguel (fuera de escena sólo se oye su voz): ¡¡NO PUEDE SER!! (Entra a escena corriendo) Esto es terrible, ese maldito demonio y sus secuaces ya volvieron a hacer de la suyas
Rafael: ¿Pues qué es lo que pasa?
Miguel (desesperado): ¿Que qué es lo que pasa? ¡Mira…! (señala al pesebre) ¿Qué es eso?
Rafael: Pues… (Voltea a ver) un pesebre
Miguel: Ya sé que es un pesebre
Rafael: Entons pa’ qué preguntas
Miguel (le da un zape a Rafael): Me refiero a que está vacío
Rafael: ¿Y?
Miguel: Pues que ese demonio es claro que tiene que ver directamente con esto… pero ¡ah! Yo he sido más listo que él y me he adelantado. Gabriel
Gabriel: Mande, Miguel
Miguel: ¿Hiciste el encargo que te pedí…?
Gabriel: Claro que sí, Miguel, claro que sí
Miguel: ¿Contrataste a los más nobles guerreros para que defendieran y en este caso encontraran al niño Dios?
Gabriel: Claro que sí Miguel, claro que sí
Miguel: ¿Son los guerreros más fuertes y valientes?
Gabriel: Claro que no Miguel, claro que no
Miguel: ¿Cómo qué no?
Gabriel: Pus verás… sí recluté a los hombres más nobles que pude encontrar, pero no son precisamente guerreros… sin embargo son los hombres más capaces para poder defender y en este caso buscar y encontrar al niño Dios. Son los hombres más inteligentes.
Rafael: ¡Son especialistas doctores! Dueños del conocimiento, con su ciencia harán armas nucleares y defenderán al niño Dios. La gente hoy en día por eso se la pasa estudiando, ya que el conocimiento es una meta que todos desean alcanzar, con la ciencia se crea la clonación para hacer al hombre eterno
Miguel: Pero con la ciencia se crean fórmulas para no envejecer, crean fórmulas para ser cada día más ricos, pero a su vez cada día descubren que saben menos, los sabios piensas que son Dios y se confunden, piensan y dicen que Dios no existe, y que todo en la vida tiene una explicación físico, químico, biológica…
Gabriel: No, no, no… Sí son sabios pero de ese tipo no… son a su vez, los que tienen en su voz la facilidad de la palabra y del convencimiento para que la gente reflexione y abra sus corazones, en esta navidad
Rafael: ¡Ah Son políticos! De seguro del equipo de Peña Nieto, mira que tan buenos comerciales hicieron. Buena idea, con sus discursos convencerán a los demonios y nos regresarán al niño Dios
Gabriel: No, no… si de eso fuera me traía a los asesores de Andrés Manuel López Obrador, o de Josefina… No, definitivamente son los más poderosos
Rafael: ¡AH!  Carlos Slim… sí, claro, con su dinero comprará a los demonios y nos darán al niño Dios, al fin con dinero todo se puede.
Miguel: Ay, Rafael, si crees que el dinero lo puede, estás mal. Mira cómo viven las personas, gastan su vida y su salud trabajando para tener dinero y cuando lo tienen, gastan su dinero para tener salud, la gente cree que el dinero es importante, porque con el comprar cosas, según ellos, les da la felicidad, cuando la felicidad no la da el dinero, porque la felicidad no viene de fuera sino de adentro
Gabriel: Así es… por eso contraté a los hombres con el alma más limpia, más sana, los más humildes pero ricos de corazón, que no saben mentir, que no necesitan decir nada, pero que con sus actos, con su amor y su forma de ser, salvarán al niño.
   Se cierra el Telón.

Escena: Se abre el Telón. Empieza a sonar la canción de Tiene Espinal el Rosal. Los tres  pastores Nicasio Higinio y Atenogenes son quienes están bailando la pieza musical (coreografía) El pastor de en medio hace como que está cantando, los demás le siguen el coro. Terminan la pieza y se ponen a descansar.
Higinio: Oyes, Nicasio
Nicasio: ¿Qui pasó Higinio?
Higinio: Pus cómo a qui ora pasa il transportí pa’lla’
Nicasio: Pregúntali al Atenogenes que es el único que traí relo’
Higinio: Oyes, Atenogenes
Atenogenes: ¿Qui pasó Higinio?
Higinio: Pus cómo a qui hora pasa il transporti pa’alla’
Atenogenes: No pus si ya por acá ni pasan los mendigos
Nicasio: Tons como le vamos a hacer
Atenogenes: No pus no hay pendienti que orita me nos ubicamos por onde andamos (Atenogenes saca un Ipad de su jorongo)
Nicasio: Orita mi pestras tu table’ pa’ ver mi face…
Higinio: Y luego mi lo prestas a mí pa ver mi yutu 
Atenogenes: Pus no va a ver tiempo ni di uno ni di otro, orita qui mi acuerdo, teníamos que seguir la estrellita que anenantes habíamos divisado
Nicasio: Pus sí, pero la estrellita ya ta’ reti harto lejos
Atenogenes: Con más razón hay quí apretar el paso
Higinio: Ora pue’ mientras yo  escucho mi música con mi mp3 (se coloca sus audífonos y suena la canción de Mi Burrito Sabanero. Los pastores salen corriendo de escena. Se cierra el telón)

Escena: Se abre el telón. Una calle abandonada y sucia, en el otro lado del escenario hay un bote de basura, es de noche y en vísperas de navidad. Se escucha una música triste, aparece en escena Juanito: un niño andrajoso. Se va sobando los brazos para agarrar un poco de calor, ve el bote y se asoma en él para buscar algo que comer, saca un conejito de peluche, muerde su oreja para ver si se puede comer, lo bota después de un rato y se mete al bote. Se detiene la música y Juanito se asoma sorprendido, lleva en sus brazos un bebé, comienza una música intensa y espiritual.
Juanito: Pero ¿quién eres tú? ¿Qué estás haciendo justo aquí entre los pobres?
En ese momento, algo que se acerca lo distrae y Juanito se esconde. Entran a escena los tres diablos, Seytan y Dabel van cabizbajos y el Diablo principal se ve furioso
Diablo (enojado): ¿¡pero cómo diantres se les pudo haber escapado un bebé!?
Seytan: No pus la neta mi patrón, la neta… pus no sé…
Dabel: Pus es que uste’ con sus faramalleadas de risas y rayos… neta, neta, purititita verda pus yo sí me espanté
Seytan: Pus sí… y ya pus ya bien espantado pus si brinqué bien acá machín y el chilpayate pus igual, no más que sepa la bola pá dónde cayó
Diablo (furioso): ¡¡¡Idiotas!!! ¿Y están seguros que el niño cayó por aquí?
Dabel: Pus así seguros, seguros, de lo que se dice seguro… (El Diablo le pone su tridente en el cuello a Dabel) pus más o menos mi patroncito tampoco se me agüite ¿verda’ Seytan que el chilpayate cayó por aquí?
Seytan: Sí, neta que sí y pus yo digo que por aquí ha de andar…
Diablo: Pues eso espero… rápido busquen… busquen en ese bote de basura
   Los diablos se dirigen al bote pero el bote cae y sale Juanito corriendo con el niño en brazos a toda velocidad
Diablo: ¿Qué esperan, ineptos? ¡Vayan tras él, alcáncenlo y tráiganmelo!
   Seytan y Dabel salen corriendo detrás de Juanito, los tres salen de escena, unos cinco segundos después entran Seytan y Dabel cabizbajos
Diablo: ¿Qué pasó?
Dabel: No pus es que si salió hecho la mocha el morro
Diablo (furioso): Sí serán… ya van dos veces que la riegan… óiganme bien, si me vuelven a fallar por tercera vez, los voy a colgar de los aguacates
Seytan y Dabel (al unísono y muy asustados): No, de los aguacates no, por favor
Diablo: Sí… de los aguacates que tengo sembrados allá en el infierno
Seytan: Pero no se me achicopale mi patrón, iré, aquí ta’ la solución
Diablo y Seytan (al unísono): murmullo, murmullo, murmullo
Diablo (sorprendido): Uy… neta que con tu inteligencia, esta vez sí me sorprendistes…
Seytan: no pus eso es lo que dice en esta hoja que le quite al narrador
   Seytan saca una hoja, aparece el narrador, todo golpeado, con una cuerda enredada en su cuerpo y la ropa hecha añicos, le quita la hoja a Seytan, le da dos cachetadas y se retira, los demonios salen de escena y regresa Juanito, coloca al niño cerca y se arrodilla enfrente de él, comienza nuevamente la música espiritual y profunda
Juanito: Mi señor… sé que te me has presentado, en medio de mi atormentada porque quieres que yo te cuide, quieres que yo te proteja así como tú me has protegido todo este tiempo pero… mira mis fuerzas, no son suficientes para defenderte de eso villanos… Señor… dame toda la fuerza que necesito para cumplir con lo que me pides
   Se Cierra el Telón

Escena: Se abre el telón Una casa como cualquier otra, al fondo está un arbolito de navidad, hay una televisión y un sillón enfrente, la familia está en el sillón, Don Rubén, Doña Josefina y el hijo Pancracio, viendo la televisión. El señor está bebiendo una cerveza, se la acaba de golpe y deja caer la botella
Don Rubén (bien borracho): Vieja, tráeme una chela
Doña Josefina (se arranca a llorar tan escandalosamente que asusta a Don Rubén): ¡AHH! Tú nomás te la pasas tomando y emborrachándote… mira como sufro, porque me la paso cuidando de ti, tú tienes la culpa de nuestra pobreza, de que no haya dinero para comer, porque lo poco que ganas lo malgastas en la bebida y no sé qué cosas más… tú tienes la culpa de que el perro se haya muerto, de que nuestro hijo no quiera estudiar, hasta de que yo esté gorda y fe, tú tienes la culpa de mis tristezas, de que no tenga amigas… de mis dolores ¿es qué acaso no piensas en nosotros?
Don Rubén: Me recargo en la pared… pues ¡claro que pienso en ustedes!
Doña Josefina: ¿entonces?
Don Rubén: Pus es cuando me dan ganas de tomar (Doña Josefina se priva) Tamales de pollo… mijo Pancracio, vaya a traerme una chela, córrale
Pancracio: Ay, no inventes pa’, es re bien tarde ¿No sabes que las calles están llenas de gente mala que nomás se la pasa tomando? Mejor ve tú
Don Rubén: No pus si por eso te estoy mandando a ti
Pancracio (se levanta y se dirige a la puerta): No, yo me voy a ver si andan mis cuates allá
Don Rubén: Órale pues y me traes mi chelita
Pancracio: No
Don Rubén: O que sí
Pancracio: No
Don Rubén (gritando furioso): ¡Qué sí! ¡Triste pubertad te trae nefasto, chamaco!
Se cierra el Telón.

Escena: Una multitud de diablitos, enfrente de un ambón, donde el Diablo está hablando a la multitud
Diablo: ¡Carnales! ¡Dejen a Britney en Paz…! (aparece Seytan y le entrega una hoja de papel) Cof, cof… perdón. ¡Carnales! Ya se acerca como todos los mentecatos años: el nacimiento del hijo de Dios ¿les late?
Multitud de Diablos: ¡que no! ¡Que no! ¡Que no! ¡Que no!
Diablo: Pero tengo un plan, y tenemos que hacer algo para impedirlo
Multitud de Diablos: ¡Qué sí! ¡Qué sí! ¡Qué sí! ¡Qué sí!
Diablo: No tendremos piedad para con nadie
Multitud de Diablos: ¡Que no! ¡Que no! ¡Que no! ¡Que no!
Diablo: Y por eso sacaré de las profundidades del infierno, al más poderoso y sanguinario guerrero
Multitud de Diablos: ¡Qué sí! ¡Qué sí! ¡Qué sí! ¡Qué sí!
Diablo: Despertaré al Guerrero Oscura
Multitud de Diablos: ¡Que no! ¡Que no! ¡Que no! ¡Que…! No aguanten ya nos equivocamos ¡Qué sí! ¡Qué sí! ¡Qué sí! ¡Qué sí! (Empieza a sonar la música de Haggard Upon Fallen Autumm Leaves)
Diablo: Y por eso, yo, amo y señor de las tinieblas, te ordenó, Guerrero Oscuro que regreses y que cumplas con tu mortal cometido.
   Truenas cuetes para aumentar el efecto de que algo está renaciendo de las sombras, los demás demonios se echan a correr, se quedan solo Seytan, Dabel y el Diablo. Aparece el Guerrero Oscuro de las sombras con su armadura puesta y la espada envainada, lanza un grito de furia y guerra al aire y desenvaina la espada, hace algunas acrobacias y se postra ante el señor de las tinieblas. Se utiliza la coreografía diseñada para la escena.
Zabulón (se quita la máscara para hablar): Soy Zabulón, el Guerrero Oscuro. Y como agradecimiento por despertarme con tanto poder y fuerza le ofrezco mis servicios, mi Señor.
Diablo: Eso es perfecto. En el barrio viejo, anda un muchachito ve por él y tráelo
Zabulón: Sí mi Señor. Pero antes, déjeme ir y despertar a mi ejército, mis tres poderosos aliados que me serán de utilidad para cumplir mi cometido
Diablo: Ve haz lo que sea necesario para cumplir la misión
   Zabulón se pone de pie, se coloca la máscara y sale de escena. Los tres diablos se paran en el centro del escenario
Diablo: Este plan es infalible, no fallará, de hecho, puedo creer que ya ganamos de una vez, lo único que tenemos que hacer es esperar a que Zabulón haga su trabajo
Seytan: Pus sí verda’. No pus eso merece festejarse
Dabel: Tiene razón el Seytan mi jefe ¿qué le parece si nos echamos una bailada?
Diablo: Está bien (chifla como si le indicara al Dj) y esto dice así
   Empieza a sonar la conocida canción de Reggaetón Llamada de Emergencia, Los tres diablillos bailan la rutina completa, una vez terminada se cierra el Telón.

Escena: Otra calle abandonada con mucha madera, una silla y una mesa están ahí arrumbadas, Pancracio va caminando tranquilamente por esa calle, con una lata de chela en la mano, de pronto, del otro lado del escenario sale corriendo Juanito con el niño en brazos, choca con Pancracio y hace que se eche la cerveza encima
Pancracio: Óyeme ¿qué diantres te pasa?
Juanito (asustado, nervioso y mirando hacia atrás): No pus, es que… unos diablitos, decían que se había robado al niño Dios, pero, yo aquí lo tengo y… me están persiguiendo…
   Pancracio se le queda viendo al niño con cara de “what” voltea y mira fijamente su cerveza, después avienta lejos su lata, acaricia la cabeza del niño, saca una moneda de su bolsillo y se la entrega al niño. En ese momento, aparecen los Diablos y rodean a los jóvenes, los amenazan con sus tridentes. Pero también llegan los pastores corriendo de manera graciosa, se detienen y miran fijamente a los Diablos, luego se tratan de regresar por donde vinieron pero Zabulón aparece por donde ellos salieron. Los demonios tienen a todos acorralados. Juanito hace uso de un gran valor para pasar por debajo de las piernas de los Diablos y salir corriendo con el niño en brazos
Diablo: El niño se escapa, Zabulón, corre ve tras él, tráeme al niño
   Zabulón corre detrás de Juanito y salen de escena, Zabulón regresa cargan a Juanito pero el niño Dios no está en sus brazos
Diablo: Pero ¿dónde está el niño Dios? (Zabulón se encoge de hombros)
Zabulón: ¿Dónde pusiste al niño? ¡Responde!
   En ese momento, Atenogenes le rompe su Ipad en la cabeza al Diablo, quien cae al suelo, los demás pastores toman la madera del suelo y se la rompen a los diablos, los cuales también caen al suelo, Pancracio toma una viga y con ella golpea a Zabulón en la espalda pero Zabulón no siente el golpe, voltea a ver a Pancracio y le suelta un derechazo, Pancracio cae al suelo inconsciente. Mientras todo eso pasa, Juanito se escabulle gateando y sale del escenario. En ese momento, Higinio toma la silla abandonada y se la rompe en la espalda a Zabulón, pero nada, Zabulón patea a Higinio y lo noquea. Nicasio hace movimientos de KungFu enfrente de Zabulón, pero él sólo se le queda viendo, espera a que Nicasio termine de hacer sus movimientos para golpearlo de lleno en la cara y dejarlo fuera de combate. Zabulón voltea a ver a Atenogenes y lo persogue, Atenogenes pone la mesa en medio de él y Zabulón, corren alrededor de la mesa, cuando Zabulón pasa al lado izquierdo, Atenogenes pasa por debajo de la mesa hacia el lado derecho y cuando Zabulón va al lado derecho Atenogenes pasa por debajo la lado izquierdo. Así le hacen un par de veces, pero esta vez, Zabulón espera y mientras Atenogenes está debajo de la mesa, suelta un golpe de karate que rompe la mesa y deja a Atenogenes en el suelo. Los diablos despiertan y observan la escena
Seytan: No pus la neta sí te rifaste mi Zabulón
Dabel: Nomás que se te escapó el escuincle
Diablo: No importa, si esos pastores ridículos cayeron fácilmente ante Zabulón, con más facilidad todavía caerán los Ángeles guardianes. Gabriel debe de estarse oxidando, convocar a un montón de pastores para proteger al hijo de su Dios. Zabulón… mata a estos pastorcillo y al tipejo ése que también noqueaste
Se cierra el Telón.

Escena: Es el cielo, los tres ángeles se encuentran de espaldas, empieza a sonar la canción de Au Seu te Pego terminando de bailar, los ángeles empiezan a jadear cansados. Miguel les empieza a aplaudir
Miguel: Vamos muchachos, hay que bajar esos kilos
Gabriel: Oye, Miguel ¿no te parece que estás exagerando?
Miguel: No ¿por qué?
Rafael: Oye, Miguel, yo creo que Gabriel a lo que se refiere es a que llevamos aquí horas y hemos bailado la misma canción doscientas veces seguidas
Gabriel: Sí, yo creo que ya… ¿no? Ya
Miguel: Esperen, estoy recibiendo un mensaje con la señal de Dios
Gabriel: Yahvé te mandó un mensaje
Miguel: No, es del wi fi de la iglesia de aquí abajo (se asusta) ¡No puede ser! ¡Satanás despertó al temible Zabulón! (se tranquiliza de inmediato) ¿de qué me preocupo? Si dejé en manos de unos guerreros al Hijo de Dios ¿verdad Gabriel?
Gabriel (nervioso): Éste… sí… jeje. Claro, como ya te había dicho, eran guerreros sino los más fuertes, los más nobles, los más aptos para el trabajo, incluso para pelear contra el mismo Zabulón
Rafael (suelta una sonora carcajada): ¡JAJAJA! ¿No estarás hablando de esos pastores que encontraste en el pueblito ese donde pasamos verdad? ¡JAJAJA!
Miguel (enojado): ¡PASTORES!
Gabriel: Pus sí, es que pues tampoco quise revivir a los templarios, eran demasiado sangrientos y cobraban más
Rafael: Pues ¿cuánto te cobraron los pastores?
Gabriel: No, ellos ni me cobraron
Miguel: Santo cielo. ¿No sabes que jamás existió un guerrero terrenal capaz de vencer a Zabulón?
Gabriel: No pus no sabía
Miguel (remedándole a Gabriel): “no, pus no sabía”. Rafael, ve por nuestras armas de la bondad, serán necesarias para derrotar a este monstruo
   Gabriel corre y sale de escena, al cabo de unos segundos, aparece con unas espadas y unas pistolas. Los ángeles se encintan las espadas y martillan las pistolas, Rafael y Gabriel salen de escena, pero Miguel se regresa, busca algo en sus bolsillos, saca unos lentes negros y se los coloca. Se cierra el telón.

Escena: Los pastores y Pancracio se encuentran desmayados en el suelo, el Diablo se está riendo con los brazos cruzados
Diablo: Zabulón, mátalos. Yo iré por el niño Dios (Sale de escena)
   Zabulón desenvaina su espada y se prepara para asestar un cruel golpe
Miguel (fuera de escena): ¡no te atrevas Zabulón!
   Comienza la música. Los tres ángeles entran a escena y comienza una pelea cuerpo a cuerpo, ángeles y demonios se enfrentan, los demonios usan sus tridentes y los ángeles sus espadas. Miguel se encarga de enfrentar a Zabulón, Gabriel enfrenta a Seytan y Rafael a Dabel, la lucha es encarnizada y realizan movimientos acrobáticos. Todos salen de escena. Entran solamente Rafael y Dabel, combaten y Dabel es derrotado. Entran Gabriel y Seytan y Seytan es derrotado. Aparecen finalmente Miguel y Zabulón peleando, los otros dos ángeles van en ayuda de su compañero y aun así no consiguen ventaja. Los tres ángeles contra Zabulón miden sus fuerzas y Zabulón los arroja a los tres, en eso, los pastores se despiertan y se echan a correr, Zabulón voltea y los ángeles sacan sus pistolas, se escucha un sonido de metralleta, Zabulón huye adolorido, arrastrando de los pies a los otros dos demonios
Miguel: Vaya, por poco somos derrotados
Rafael: Sí, pero por suerte tenemos nuestras armas de la bondad
Gabriel (nervioso): Este… sí… pero hay un problema con eso
Rafael: ¿Cuál?
Miguel: Lar armas solamente sirven si nuestro señor se encuentra cerca pero ahora nuestras armas tienen poco poder
Gabriel: entonces es urgente encontrar al niño Dios, démonos prisa
Miguel: Pero esperen, vengan conmigo, que antes hay algo que debemos hacer (salen de escena, Pancracio y los pastores por fin despiertan)
Pancracio: No, no inventes banda, eso sí que estuvo bien alucinado
Nicasio: No pus ora sí que mi dio harto mello
Higinio: La verda’ que sí, esa genti nomás ta’ pa’ molestar al prójimo
Atenogenes: No qui, si eso era cosa del mismísimo chamuco
Pancracio: A ver, a ver, no manchen… pues es obvio que eran los cuates de una pastorela que se escaparon y nos vinieron a pegar 
Nicasio: Pus en isi casi pa’ que a nosotros
Pancracio: Pus no sé
Higinio: Oiga uste’ jovencito ¿no sabrá por dondi hay un pisebre por aquí?
Pancracio: ¿Un pesebre? No manches si por aquí ni hay pesebres ¿no ves que esta es la ciudad?
   (Atenogenes saca un celular de su bolsillo y empieza a tomarse fotos)
Pancracio: Ora tú ¿Qué te traes?
Atenogenes: Pus nomás aquí tomándome unas jotos aquí en la suida’
Pancracio: Hay de verás ustedes de seguro deben de venir de provincia
Nicasio: No, muchachito, nosotros semos de Belem
Pancracio: Ay, animal… ¡SOMOS!
Nicasio: Ah ¿uste’ también?
Pancracio: No… quiero decir que se dice… “Somos”
Higinio: ¿Somos qué…?
Pancracio: De Belém
Nicasio: Ahí ta’ ¿no qué no eres de ay?
Pancracio (desesperado): ¡NO! Hay mejor olvídenlo… bueno ya, regresando al tema ¿qué hacen por aquí?
Atenogenes: Vinimos siguiendo una estrellita, qui si aparició en il bosqui, y luego brilló hasta acá y luego ya no la vimos y luego se aparició el siñor que nos pegó y luego…
Pancracio (desesperado): ¡YA! Ya entendí, pus desde hace rato que está esa estrella brillando y me parece que pus sí, se ha movido un poco
Higinio: Enton’s hay quirnos pa’ ya
Nicasio: Me parecí güena idea.
   (Los pastores se forman y se van corriendo chistoso, mientras suena la canción del burrito sabanero)
Pancracio: Oigan, espérenme no me dejen aquí (Pancracio se en carrera y corre igual que los pastores y se une a su fila, salen de escena y se cierra el telón)

Escena: El callejón sucio del principio, entran José y María, se nota que van buscando algo, María le señala el bote de basura a José quien solamente encuentra dentro el conejo de peluche
José: Mira, María… se lo podemos regalar al niño cuando lo encontremos
María (enojada): Y aparte de todo cínico… eres un padre irresponsable por haber perdido al niño
José: Oye no te enojes, (deja su bastón detrás de una banca, los Diablos llegan y se llevan el bastón sin que José se dé cuenta) ya te dije que unos sirvientes de Satán me impidieron defender al niño mientras tú te quedabas bien dormidota
María: Ash… pus… a ver… quiero verte parir a un hijo a ver si precisamente sigues diciendo tus babosadas
José: Ya deja de decir cosas y acompáñame a ese pueblo de allá a buscar al niño
María: Ash, ve tú, ya que tú eres su padre…
José: Ay, sí verdad, en ese caso ve tu que eres su madre… además ni siquiera es hijo mío es del Espíritu Santo
María: Pues siendo hijo del Espíritu Santo no veo razón a tu cinismo
José (enojado): Pus que hay momentos en que lo dudo (se para derecho y se le queda viendo fija y retadoramente a María)
María (muy sorprendida y con enojo en la voz): ¿Cómo puedes decir eso…? Entonces déjame aquí y lárgate, ya no me hables
José: Bien… (Se dirige al pueblo) Voy al pueblo a buscar la cantina
María: Córrele, mientras vas yo voy a buscar a MI hijo
José: Bien. (Mientras sale de escena José dice:) Ya me lo decía mi mamá, pero no que cases con una muy joven porque ni te va a pelar… (Sale de escena y se queda María sola)
   María se sienta en la banquita que está ahí, y se pone a llorar silenciosamente, en ese momento entran los tres Diablos con sus tridentes y se paran detrás de María, la pican con sus tridentes empieza a sonar la canción de “No diré que es Amor” y los Diablos salen de escena
María (incorporándose): Si a los engaños dieran premios, hubiera varios ya ganado (entran los ángeles y se quedan de espaldas al público) no me interesa tener novio, eso es historia ya lo sé todo
Los tres Ángeles (dándose la vuelta): ¿A quién crees que engañas? Él es lo que tú más quieres, ocultarlo tratas, es hermoso lo que sientes (María se levanta de la silla) no lo disimules, bien sabemos dónde está tu corazón
María: Woo-o-o-o-oh No van a oír que lo diga no, no
Los Tres Ángeles: tu sueño es no lo niegues uhh ohh
María: Jamás lo haré no hablaré de mi amor (los ángeles vuelven a ponerse de espalda) Creía ya haber aprendido, siempre al inicio es hermoso (los ángeles se comienzan a dar vuelta) mi mente dice ten cuidado: porque no todo es maravilloso
Los Tres Ángeles: Claramente vemos, que lo quieres y lo extrañas, no lo aceptaremos date cuenta que lo amas, trata de admitirlo debes de aceptarlo muy ena-mo-ra-da estás
María: No van a oír que lo diga no, no
Los Tres Ángeles: Ya ríndete tu sonrisa es de amor
María: No insistan más, no diré que es amor
Los Tres Ángeles: Quieras o no te atrapó el amor
María: No pidan más que lo diga
Los Tres Ángeles: No lo dirá no
María: No harán jamás que lo diga
Los Tres Ángeles: Su orgullo no deja que hablé de amor (Miguel deja el bastón de San José con una Flor en la punta en la banca donde estaba sentada María)
María (sentándose, viendo el bastón y la flor en la punta y sonríe): Nadie sabrá, no hablaré de mi amor
   Los ángeles terminan la canción y chocan sus manos en señal de triunfo. María se levanta y se dirige hacia el pueblo con el bastón en la mano, los ángeles salen tras ella. Se cierra el Telón

Escena: Se abre el Telón, José está en una cantina de mala muerte, Dabel es el cantinero y limpia la barra con un trapo mientras José se encuentra recargado en la barra con un vasito de licor junto a él
José (medio ebrio): No lo entiendo, no, no lo entiendo, neta que no lo entiendo (se toma su bebida de un solo trago y Dabel le sirve otra) no lo entiendo… oyes barman
Dabel: Dígame patroncito
José: Me
Dabel: No, quiero decir que me diga aquello por lo que me habló
José: Ah sí es cierto… le iba a decir algo que… espero que con toda su experiencia me sepa orientar
Dabel: Claro que sí señor, soy ingeniero en “Tabernatica” y tengo un doctorado en “Ebriología”
José: Ah, caray ¿a poco esas carreras existen?
Dabel: Pues claro, patrón, si las aquí tengo mi diploma de Harvard (saca de debajo de la barra un diploma enmarcado)
José: Está bien, venga para acá, lo que yo le quería decir era que no lo entiendo
Dabel: No pus yo tampoco
José: No, espérese, espérese, deje le cuento bien, le iba a decir que yo no entiendo
Dabel: Sí esa parte ya me quedó muy clara
José: Cuando yo conocí a María, la gente me decía que ella ya era muy joven para mí, y aun así ella era muy bonita y yo un hombre apuesto
Dabel: Ah caray ¿pues cuánto tiene que la conoció?
José: ¿Cómo dijo?
Dabel: Que-que… que qué bueno que la conoció
José: Pus le diré… ella tenía muchos pretendientes, y seguimos aquella tradición de que los pretendiente de la joven le teníamos que presentar un palo de nardo
Dabel: Ay esta gente siempre dificultando las cosas
José: Ni tanto, porque mi palo fue el que floreció lo que quiere decir que ella me había escogido a mí
Dabel: ¿Le puedo decir una cosa, don?
José: Sí, dígame
Dabel: Ya estuvo por hoy de la bebida ¿no?
José: No, espérese, como mi palo floreció pus nos íbamos a casar, pero en eso me salió con su domingo siete
Dabel: Ah ya, se iban a casar en domingo primero
José: No sea sonso, lo que le quiero decir es que ella estaba embarazado
Dabel: ¿Se comieron la torta antes del recreo?
José: Sí… que diga: no. En un sueño Dios me dijo que ella estaba embarazada del espíritu santo y ese hijo era el Hijo de Dios
Dabel: No pus como va a creer usted eso… si se trataba de un sueño, don ¿va usted a creer en lo que dice un sueño?
José: Pus no… pero yo la amó… y yo confío en Dios y me entrego por completo a su voluntad porque sé que así mi final sería feliz
Dabel: Ah chirriones, no entiendo
José: Si el niño en verdad es Hijo de Dios pues habría cumplido mi misión
Dabel: No pus ora si me sorprendió Don, quién como usted
José: Pus sí, pero… he aquí lo que me entristece, que siempre en los momentos difíciles, en vez de mostrarle que la amo, le vengo demostrando lo contrario
Dabel: No pus por todo lo que me está contando la neta sólo puedo deducir que usted está bien animal
José: ¿Cómo dijo?
Dabel: Que-que… que eso está bien criminal
José: Sí, pero por eso, para acordarme siempre de mi amor hacia ella, guardé mi bastón con la flor que hasta la fecha no se ha marchitado, pero no sé dónde lo dejé
   Llega María a la taberna, lleva el bastón en la mano, los ángeles vienen detrás de ella, de pronto de debajo de la barra salen los demonios y les arrojan una manta a los ángeles, entre los tres demonios comienzan a patear a los ángeles y Diablo les rompe una silla, luego con su tridente amenaza a María mientras los otros dos amenazan a José. Diablo se lleva a María
María (gritando): ¡José! ¡José! ¡Ayúdame! ¡AHH! (Salen de Escena)
José (Poniéndose de pie): María ¡Déjenla!
Los demonios le pegan a José en la cabeza dejándolo inconsciente en el suelo, Seytan le arroja un papelito a José cerca de donde está. Salen de escena y se cierra el telón.

Escena: Un cementerio, Zabulón se encuentra parado en medio de tres lápidas. Zabulón se para lo más cercano al público posible y comienza una música triste.
Zabulón (dirigiéndose al público): Miren nada más, todos ustedes. Aquello en lo que me he convertido, un guerrero que vaga errante entre las sombras y nunca volverá a ver la luz. Pero no siempre fui así… hace ya muchísimos años que anduve sobre la luz, era siervo de la luz junto a mi hermano. Pero entonces, un mal poseyó a mi amada y la desprendió de mis brazos llevándola a un reino de oscuridad y terror. Valiente como era me aventuré a rescatarla y me adentré en el valle de las sombras, sin embargo, el camino para volver a la luz fue bloqueado y (so voz adquiere un todo furioso) con esta espada, le quite la vida a el alma de mi amada para que no viviera condenada a ese mundo de tinieblas y yo… le declararía la guerra a todo ser de luz, porque me sería impedido volver a caminar entre los vivos (la música cambia por una más tétrica) Ahora yo, Zabulón, el poderoso Guerrero Oscuro, les ordenó a todos ustedes muertos sin reposo (desenvaina la espada y comienza a gritar) ¡Que se levanten de su sueño eterno! ¡Y me ayuden a acabar con la luz! ¡Que un día impidió que le sirviera! ¡JAJAJA!
   Los muertos se levantan de sus tumbas con una música de fondo terrorífica, entre los zombies que Zabulón resucitó está Gézer, quien se ha convertido en un cadáver andante.
Zabulón: Ahora, mi venganza está a punto de consumarse por completo (envaina la espada)
   Los zombies se voltean y le dan la espalda al público, lo mismo hace Zabulón, se quedan así un rato, comienza a sonar la canción Staying Alive de los BeeGees y Zabulón realiza la coreografía junto con los zombies. Una vez terminada la coreografía, se cierra el telón.

Escena: Los pastores y Pancracio van corriendo por una calle más de la ciudad, de pronto Pancracio se detiene
Pancracio (un poco molesto): ¡Ya! Ya, ya estuvo bueno, ya me cansé de correr como idiota
Higinio: Pus sí muchachito, pero por eso cada quien corre como quere
Nicasio: Si uste’ corre así pus claro que se va a cansar más
Pancracio: ¡Ya! Quiero decir que ya me cansé porque nomás corremos y no llegamos a ningún  lado
Atenogenes: A que ni cierto, pa’ que vea, iré… la estrellita ya se dituvo y tamos justito, justito bajito di ella
Higinio: Lo qui quere decir que ya tamos harto cerca
Nicasio: Pus yo creo que niñito Tizoc tiene razón
Pancracio: ¿Cuál niño Tizoc? Ése no es mi nombre
Atenogenes (le da un zape con su sombrero a Nicasio): No li digas Tizoc al muchachito, que no divisas que si llama proculo
Pancracio: Pus no me llamo ni niño Tizoc ni Proculo. Me llamo Pancracio
Higinio: Uste’ disculpará al Nicasio… pero es que así le dijo de cariño
Pancracio: Pus que cariño ¿eh? Yo soy Pancracio y ansina quiero que me digan
Nicasio: Ta’ güeno muchachito “Ansina”
Pancracio: Ash va veo que con ustedes ni se puede
Atenogenes: No si enoji, muchachito Ansino (Pancracio pone cara de hartado) ya nos falta re poquito pa’ llegar, así que ya merito, solo tuvimos que correr otro ratito
Pancracio: Está bien… Esperen, miren. Ahí en la esquina hay una taberna, podemos tomar un refresco ahí.
   Salen corriendo se cierra el Telón.

Escena: La casa de Pancracio, Don Rubén está recargado en su mano, aburrido y la Doña Josefina sigue llorando
Don Rubén: A ver a qué hora regresa este muchacho con la chela
Doña Josefina: Tú siempre te la pasas chupando chela
Don Rubén: Hey, háblame con más respeto ¿eh? Es más… a ver a qué hora dejas de chillar, ya te la pasastes chillando toda la mentada pastorela, es más yo creo que ya se va a acabar y tú sigues bien privadota
Doña Josefina: Ay, pues es el que escritor es bien malo ¡AHH!
Don Rubén (molesto): Mira tú… te doy tres para que te calles
Doña Josefina: ¿O Qué? ¿Qué me vas a hacer?
Don Rubén (decepcionado y mirando al público): No pus ya sabía que no iba a funcionar. Mira en vez de quedarme aquí viendo cómo te privas, mejor me voy a la cantina a fin que el tabernero es mi amigo y me tomo unas chelas
Doña Josefina: ¡AHH! Tú siempre te vas con tu amigo el tabernero para chupar chela
Don Rubén: Mira que… Cero y van dos ¿eh? Horita vengo
Doña Josefina: Deberías ir a buscar a tu hijo
Don Rubén: Ah no. Ya habíamos quedado, cuando sacaba dieces en la escuela era mi hijo, para ir a buscarlo a la calle, era tuyo
Doña Josefina: Se me hace que ni lo quieres
Don Rubén: ¿Cómo lo voy a querer si salió igual a ti?
Doña Josefina (se saca de onda y deja de llorar mira un momento al público y se dirige a Don Rubén): ¡Ah caray! Te recuerdo que estamos hablando del muchachito flaquito ése que se salió de la casa hace rato
Don Rubén: Ya sé… salió igualito a ti porque se la pasa rezongándome
Doña Josefina: ¡AHH! (con ese nuevo grito espanta a don Rubén) Ya me quedó bien claro que no lo quieres
Don Rubén: Pues claro que lo quiero… voy por mi chelita
   Don Rubén sale de escena, Doña Josefina se asoma a ver si verdaderamente se fue, después, de debajo del colchón saca un six de cerveza y se empieza a tomar una
Doña Josefina (dirigiéndose al público): Vieron, así se corre al viejo de la casa ¡Salud! (se empina la botella y se la acaba de golpe. Se acuesta cómodamente en el sofá y se pone a ver la tele mientras destapa la otra cerveza con la boca. Se cierra el telón)

Escena: El mismo callejón sucio del principio. Esta vez pasan por él los tres reyes magos, en una especie de procesión solemne. Los Reyes se detienen de pronto y observan hacia enfrente. Del otro lado del escenario entra uno de los zombis que Zabulón revivió, el muerto viviente levanta los brazos hacia enfrente y se dirige hacia los Tres Reyes Magos.
Baltasar: Oye tú, chico, pero que te crees que te estás haciendo mi hermano. ¿No ves que es noche buena?
Zombi 1: Hola, soy un zombi ejecutivo, buenas noches
   El zombi se tira al suelo y comienza a morder el pie de Baltasar, quien grita de manera graciosa, Melchor y Gaspar intentan ayudarlo, pero aparecen otros dos zombis y también comienzan a morderlos
Melchor: Les dije que trajéramos plantas para defendernos, pero no me hicieron caso
Gaspar: Órale, ya… está bien que este sabroso, pero no exageren
   Aparece Zabulón, acompañado de los tres Diablos
Diablo: Hola, mis queridos y sabios Reyes
Baltasar: Oye tú, chico, pero si es el malo del cuento pues… digo de la pastorela
Diablo: Silencio. Zombis, llévense a estos caballeros a la cueva que Zabulón ambientó para su uso en estos casos
   Los tres zombis se llevan arrastrando de los pies a los Reyes Magos
Zabulón: Le dije que mi plan no fallaría, Señor. Ahora solo nos falta encontrar al otro mocoso
Diablo: Así es… nuestro plan malévolo está a punto de consumarse
Zabulón: Sí… nuestro plan malévolo… ¡JAJAJA!
   Todos comienzan a reír macabramente y se escucha el sonido de un poderoso trueno que espanta y hace callar a los villanos
Seytan: Bien, ya estuvo bueno ¿no? Vámonos yendo para la cuevisini
   Salen de escena.

Escena: La Taberna. Está José recargado sobre la barra, algo borracho. Hay en el piso una bolsa, los tres ángeles siguen noqueados debajo. José y Don Rubén están abrazados en la barra, se empinan una cerveza y Don Rubén se queda tendido sobre la barra.  Llegan los tres pastores y Pancracio a la taberna, se quedan sorprendidos al ver a José tomando, Pancracio saca su cartera y en su cartera busca una imagencita
Pancracio: No puede ser, es San José… ah y a un lado está mi jefe… (Se acerca a José, le acerca la imagencita y un bolígrafo) ¿Me das tu autógrafo?
José (borracho): Yo no doy autógrafos <<HIP>> porque no tengo automóvil <<HIP>>
Pancracio: No puede ser… estás borracho (José se baja de su banquito se acerca a los pastores)
José: ¿Ustedes le dijeron, verdad?
Los tres pastores: No patroncito, si lo juramos qui no
José: Ta güeno (se regresa a su banquito) Pus que inteligente saliste muchachito
Nicasio: No debiria di tomar, patroncito
Higinio: No, claro qui no ¿qui no sabe uste’ lo qui li pasa al hígado con el alcohol?
José: No pus no sé
Atenogenes: Pus si hace así retifeo si quema y si arruga y se descompone
José: Ay Dios… ora sí que ya no lo vuelvo a hacer
Pancracio: ¿Ya no vas a volver a tomar alcohol?
José: No, a comprar hígado, porque jijos…
   En la bolsa los ángeles se empiezan a quejar y a mover
Higinio: Santa virgen María…
José: Cállate… cállate, invoca a otro santito porque a ella se la llevo el Diablo (se vuelven a quejar y a mover los ángeles)
Nicasio: Santo Josecito
José: Cállate… cállate, invoca otro santito porque a él ya no le gusta el hígado (se vuelven a quejar y a mover los ángeles)
Atenogenes: Santo niñito Jesús
José: Cállate… cállate, invócate otro porque  ése todavía no lo encuentro (se vuelven a quejar y a mover los ángeles)
Pancracio: Ángeles guardianes
José: Cállate… cállate, invócate a otros porque esos están dentro de la bolsa
Miguel: Van a tratar de atinarle al santo o nos van a ayudar a salir de aquí
   Los pastores y Pancracio ayudan a los ángeles a salir, los tres ángeles se ponen de pie y se cruzan de brazos en posición triunfante, los pastores y Pancracio se quedan estupefactos. José se talla los ojos y se acerca a los ángeles con la boca abierta, Gabriel le cierra la boca
José: No puede ser… a ti es a quien vi en mi sueño
Gabriel: Hombre de poca fe ¿por qué dudaste?
Rafael (le da un codazo a Gabriel): Ssshhh, te estás adelantando
Gabriel: ¿Qué importa? Para cuando Cristo diga eso él ya va estar muerto
Atenogenes: Ési es il angelito qui nos dijo que siguiéramos la estrellita como mensos
Miguel: Vaya que obedecieron muy bien. Estamos aquí para solucionar todas las adversidades
José (Se arrodilla frente a Miguel y se pone a llorar): Perdónenme, angelitos, perdónenme, pero he descuidado mi labor
Rafael (sobándose un brazo): Jeje, sí ya nos dimos cuenta
Miguel: José ¿dónde están los que te condenan? Yo tampoco te condeno (ayuda a José a levantarse y le da un zape) pazguato… ora no sé cómo le haces pero vas a recuperar a tu vieja y al escuincle ¿eh?
Todos los demás a excepción de Miguel: ¡Miguel! ¿Qué has dicho?
Miguel: Este… ejem… pues… que no te preocupes, hemos visto el temible ejército de Satán, que consta de dos demonios, tres zombis ejecutivos y un Zabulón pero nosotros contamos con… (Voltea a ver y ve a los tres pastores y a Pancracio cargando a su papá borracho) Bueno, no hay que desconfiar del auxilio de Dios… Rafael, Gabriel, reunión (se unen de los brazos)
Los tres ángeles (al unísono): Murmullo, murmullo, murmullo
Gabriel (separándose del grupo y dirigiéndose a los demás): Vengan amigos, se acerca la hora de la batalla final y debemos de estar preparados.
   Se cierra el telón.

Escena: Se abre el telón, en el escenario hay pesas, cuerdas de saltar, y unos banquitos empieza a sonar la música de Rocky, todos entran a escena corriendo, se forman en fila india y empieza a hacer sentadillas, después de hacer cinco sentadillas, comienzan a hacer lagartijas, después de las cinco lagartijas, empiezan a hacer abdominales igual hacen cinco. Terminadas las abdominales empiezan a hacer pesas, después de cinco levantamientos empiezan a brincar la cuerda, por último, miran retadoramente el banquito y comienzan a subirlo y bajarlo mientras aplauden hacia arriba.
Miguel: Y uno y dos, y uno y dos, vamos muchachos que el Señor no nos quiere gordos
Pancracio: Mmta, en la que me vine a meter, nomás por escuchar los idilios de un chamaco cargando otro chamaco
Nicasio: Ora sí me voy a poner bien mamá dolores
Higinio: Pus sí, piro ya ni sento mis piernas
Atenogenes: Ánimo, amigos, qui pronto podrimos descansar
Don Rubén (agitado y sin poder respirar): Y uno y dos, y uno y dos… chale, eso me pasa por hacer mi barriguita de chelero… esto me pasa por chupar chela
Se cierra el Telón

Escena: El interior de una caverna es el escenario. Hay una jaula y dentro de la jaula están María, Doña Josefina, Melchor, Gaspar y Baltasar  y el Narrador. Del otro lado y al fondo hay unos escalones que son las puertas del fuego del infierno.  Zabulón y el Diablo contemplan la jaula y en ese momento llegan los otros dos Diablos acompañados de los zombies, van cargando una bolsa que se retuerce mucho, dejan la bolsa en el suelo, Zabulón la desata, se trata de Juanito que fue capturado, y lleva al niño en brazos, Zabulón lo toma
María: No, dejen a mi hijo… déjenlo por favor
Diablo: Nananananana. Pus cómo la ves que no… por vez primera estoy a punto de alcanzar la victoria
Doña Josefina: Nel… te metes con los puedes, un chilpayate recién nacido, una inofensiva muchachita, un huerfanito desnutrido y un pobre diablo que ni leer sabe
Narrador: Ora… se le olvidó decir la señora fodonga que ni fue a la escuela
Diablo: ¡Silencio! Para que vean que soy misericordioso, antes de arroja al niño a las llamas del infierno, los arrojaré a ustedes. Dabel, Seytan, encierren al huérfano en la jaula.
   Dabel y Seytan toman a Juanito y lo meten a la jaula, pero antes de que puedan cerrar, Zabulón empuja al Diablo hacia adentro, le arrebata al niño y encierra al Diablo en la jaula
Diablo: Zabulón… ¿qué demonios crees que estás haciendo?
Zabulón: No se preocupe mi Señor… pronto mi venganza será consumada y usted no será más que un esclavo y fiel sirviente mío
Dabel: Eso si nosotros lo permitimos (Dabel y Seytan se abalanzan contra Zabulón pero el guerrero saca su espada y los amenaza)
Seytan: Ahí muere, ahí muere… era un chiste ¿pus a poco te la creíste?
Diablo: Cobardes, collones, mendigos toca puertas…
Zabulón: Silencio, con el permiso de todos ustedes, absorberé la luz de este niño y me volveré el ser más poderoso del universo
María: No… Dios mío ayúdanos por favor
Miguel (fuera de escena): No te atrevas, Zabulón
   Suena la música de Theme of Simon (Heavy Metal Version). Entran Don Rubén, Pancracio, Higinio, Nicasio, Atenogenes, Miguel, Rafael, Gabriel y José a escena, los ángeles están con sus espadas, los pastores con sus bastones, Don Rubén y Pancracio llevan una botella cada quien, San José lleva también una espada Primero se pelean todos en montón. Después salen de escena y entran a escena Zombi 1 junto con Pancracio y Rubén, a partir de aquí el Narrador debe ir contando todo como si fue un cronista. Primero intentan asestarles un par de golpes pero Zombi 1 los esquiva con facilidad y golpea a Pancracio quien graciosamente pierde el conocimiento y se va al suelo, Don Rubén se le queda viendo fijamente al zombi
Don Rubén: ¿Ah sí…?
   Don Rubén hace unos pases con sus manos y le da una patada de karateka a Zombi uno quien cae al suelo, Zombi 1 intenta levantarse y entonces Pancracio le asesta un botellazo en la cabeza dejando fuera de combate al zombi. Pancracio y Don Rubén cargan a Zombi 1 y lo arrojan al fuego del infierno.  Don Rubén y Pancracio celebran abrazándose
Doña Josefina: ¡Ese es mi viejo! Tan fuerte, audaz y valiente y ése es mi hijo, que como nunca piensa las cosas qué hace siempre hace lo mejor
Don Rubén: Simón que sí, ésa, aquí estamos tu viejo y nuestro hijo para defenderte.
   Salen de escena y entran Zombi 2, Higinio y Nicasio, quienes con la punta de sus bastones amenazan al zombi, el zombi toma los bastones y mueve de un lado al otro del escenario a Higinio y Nicasio, les quita los bastones y avienta uno hacia un lado y el otro hacia el otro lado, los pastores se voltean a ver se quitan el sombre y le empiezan a dar de sombrerazos al zombi, una vez que lo distrajeron lo suficiente, corren cada quien por su bastón, Nicasio tira un golpe rastrero que derriba al Zombi e Higinio le asesta un golpe vertical una vez que Zombi esta está en el suelo. Por fin lo toman y lo arrojan al fuego del infierno, chocan sus manos y salen de escena. Entran Atenogenes y Zombi 3, Atenogenes suelta su bastón y se echa a correr, Zombi va tras él y dan varias vueltas por el escenario, por fin Atenogenes sube los escalones y se arroja al fuego del infierno, el zombi sacado de onda se asoma, en ese momento entra Atenogenes por otro lado del escenario y patea al zombi para que se caiga al fuego del infierno, brinca de manera gracias y se dirige al público
Atenogenes: No contaban con mi astucia.
   Sale de escena, entran Dabel y Gabriel, quienes blanden sus respectivas armas, Dabel su tridente y Gabriel su espada. Dabel lanza un golpe rastrero con su tridente que Gabriel esquiva brincando, una vez que Gabriel aterriza, Dabel vuelve a blandir su tridente esta vez por arriba pero Gabriel lo esquiva agachándose. Cuando Gabriel se pone de pie, Dabel vuelve a blandir su tridente esta vez hacia el pecho de Gabriel pero el ángel se hace para atrás, esquiva el golpe y le da una patada a Dabel, Dabel se echa para atrás, vuelven a blandir sus armas, esta vez se invierten los papeles, Gabriel lanza un golpe rastrero con su espada que Dabel esquiva brincando, una vez que Dabel aterriza, Gabriel vuelve a blandir su espada esta vez por arriba pero Dabel lo esquiva agachándose. Cuando Dabel se pone de pie, Gabriel vuelve a blandir su espada esta vez hacia el pecho de Dabel pero el demonio se hace para atrás, esquiva el golpe pero Gabriel se mueve más rápido y le da una patada a Dabel, poco a poco Dabel empieza a perder terreno en el combate, y empieza a retroceder, llegan a los escalones, Dabel y Gabriel miden fuerzas, Dabel toma la ventaja le da la vuelta a Gabriel, Gabriel cae y queda en el borde del fuego, pero con su pie catapulta a Dabel hacia el fuego. Sale de escena
   Entran  Seytan y Rafael, quienes pelean un poco más rápido  y más salvajemente, los golpes de Seytan son tan fuertes que logra desarmar a Rafael, Seytan comienza a blandir su tridente, Rafael lo esquiva con rapidez. Esquiva un golpe, esquiva otro y esquiva otro, Seytan lanza una estocada, Rafael se mueve un poco, detiene la estocada y le da un puñetazo a Seytan, quien se echa para atrás. Seytan enfurece y comienza a atacar más rápido: izquierda, derecha, en medio, arriba, abajo y estocada, todos esos movimientos son esquivado por Rafael, quien vuelve a tomar el tridente en la estocada y le da una patada a Seytan desarmándolo. La patada hace que Seytan retroceda y quede al borde del fuego del infierno, Rafael aprovecha la oportunidad, lanza el tridente como si fuera una lanza y asesta el mortal golpe en Seytan quien cae vencido a las llamas del infierno. Sale de escena.
   Entran a escena Zabulón, José y Miguel
Miguel (apartando a José): Hazte a un lado, José, debo cumplir con la labor divina que en una ocasión me encomendara el señor, mi deber es detener al mal en cualquiera de las formas en las que se encarne
Zabulón: Ven… que mi ejército habrá sido derrotado, pero no será igual conmigo
   José se queda a un lado observando, mientras Zabulón y Miguel se observan fijamente, blanden sus armas violentamente, es un combate bastante equilibrado, ninguno de los guerreros se dan tregua el uno al otro, por momentos Zabulón toma ventaja y de pronto es Miguel quien toma la delantera. Comienzan a medir sus fuerzas, Miguel se agacha da una vuelta y asesta un golpe que Zabulón detiene, gira un poco y le da un puñetazo a Miguel, luego le da un rodillazo que lo hace doblarse y por fin Zabulón le pega con la empuñadura de su espada en la espalda a Miguel, quien yace en el suelo derrotado, Zabulón se da la vuelta pero en ese momento Miguel tira una patada y derriba a Zabulón
Miguel: ¡José, toma al niño y libera a las personas!
   Zabulón se levanta toma a Miguel y le da un cabezazo, José mientras va por el niño pero al ver a Miguel derrotado corre hacia Zabulón con el niño en brazos y lo patea en la cara, Zabulón cae hacia un lado, Miguel se incorpora y corre, entran en ese momento a escena los demás héroes, Don Rubén aprovecha que Zabulón se está levantando para asestarle un botellazo en la cabeza, los pastores le rompen su bastones en la espalda, Rafael y Gabriel le entierran sus espadas y contemplan a Zabulón en el suelo, parece haber muerto. Todos van y rompen la jaula en la que están encerrados los demás, en eso, Zabulón se levanta y toma a María y se la lleva hacia las llamas del infierno
Zabulón: Ya me harté de ustedes, payasos, sepan, que si no he de cobrar venganza, he de llevarme tantas almas como pueda al infierno
   José corre hacia Zabulón lo empuja y ambos caen al fuego del infierno María cae a un lado y rompe a llorar, Atenogenes que lleva al niño Jesús en sus manos se da la vuelta, se escucha el llanto del niño y una música lúgubre empieza a sonar. Todos bajan la cabeza, el Diablo se trata de fugar pero Rafael le pisa la cola.
Miguel: No puede ser… si tan sólo hubiera logrado evitar…
Rafael: Tranquilo, murió en la encomienda que Dios le pidió, podemos rezar por su alma
María: ¡No…! José… no te vayas… no te vayas esposo mío te amo
José (se escucha su voz): Me da mucho gusto escuchar eso María…
Gaspar: ¡José! ¡Sigue vivo!
José: Sí pero ¿se van a quedar ahí lo que queda de pastorela o van a ayudarme a subir? Porque me estoy resbalando poco a poquito
   Todos se lanzan para subir a José, lo cargan en brazos y por fin lo dejan junto a María Juanito le entrega el niño Jesús María, el niño comienza a reír lleno de alegría, José y María juntan sus frentes en señal de su amor y se abrazan fuertemente
Narrador (dirigiéndose al público): Ahora sí… si me permiten un momento de su atención, he de acomodar toda la historia como estaba antes.
   Se cierra el telón.

Escena: Se abre el telón. Empieza a sonar la canción de Hallellujah de Händel. Esta el niño Dios en el pesebre, María y José se encuentran detrás de la cuna agarrados de la mano con la cabeza de uno recargada en la del otro .Los tres ángeles están detrás de ellos.  En ese momento llegan los tres Pastores, quienes se quitan sus sombreros se despojan de sus sandalias y se arrodillan ante el niño en señal de adoración. Llegan los Tres Reyes Magos
Melchor (deja junto al pesebre un cofrecito con Mirra): Mi señor, que te has vuelto como nosotros, te ofrezco, como un humilde servidor tuyo Mirra que es el aroma de una Rey y el símbolo de un Hombre
Gaspar (deja junto al pesebre un cofrecito con incienso): Mi señor, que has dejado la gloria y la majestad del cielo para salvarnos, te ofrezco como el más joven de estos tres servidores tuyos, incienso como el símbolo de tu divinidad
Baltasar (deja junto al pesebre un cofrecito con oro): Y yo te ofrezco mi señor, como tu humilde servidor, en reconocimiento de tu grandeza, poder y majestad, oro, que es el símbolo de un rey.
   Aparecen en escena Pancracio, Don Rubén y  Doña Josefina, se hincan frente al señor y se quedan contemplándolo un rato, entonces Doña Josefina rompe a llorar asustando a Don Rubén
Don Rubén (Molesto): Ora ¿qué te pasa?
Doña Josefina: Ay es que se ve bien bonito, chulo, hermoso, precioso, primoroso
Don Rubén: Ay vieja
Doña Josefina: Dime la verdad ¿Me quieres?
Don Rubén (rodeando con su brazo a Pancracio y a Doña Josefina): Pus… me caes bien, así de bien como el nuevo integrante de la familia
   Aparece Juanito, quien se arrodilla frente al niño Dios, los magos permanecen cerca,  Juanito se arrodilla frente al niño Dios
Juanito: Mi señor… he cumplido con lo que me has pedido… pero ahora me doy cuenta de que tú regresas con tu familia y yo me quedo solo
María: No digas eso, Juanito, precisamente, detrás de ti está la que será tu nueva familia
José: Era voluntad de nuestro hijo que todo esto pasara para que tú encontrarás a papá y a mamá
   Juanito voltea ilusionado, están ahí Don Rubén, Doña Josefina y Pancracio
Juanito (contento): ¡Ustedes son mi nueva familia!  
Don Rubén, Pancracio y Doña Josefina (al unísono): Simón que sí, ése
   Juanito corre y se queda en medio de ellos, los pastores están escuchando todo mientras sonríen alegres
María: Pero todavía no terminan los milagros
   Entra Gézer con los tres zombis, que se han convertido en humano y detrás de ellos entra Zabulón, lleva ropas blancas, todavía lleva puesta su máscara, se arrodilla ante el niño
Zabulón: Mi Señor… he atentado contra mi prójimo, contra mi propio hermano. No creo merecer estar ante tu presencia
Gézer: Hermano… por algo el Señor Jesús te ha permitido vivir todo este tiempo… porque Él te perdona y te llama para que estés siempre a su lado… Te perdono Hermano
Zabulón: Mi Señor, permíteme regresar al lado de la luz para servirte… para ser siempre un guardián tuyo (Zabulón se despoja de la máscara y la arroja lejos, se abraza con su hermano Gézer y con los zombis ya convertidos en humanos)
   Aparece en ese momento el narrador jalando unas cuerdas, todos voltean a ver, ya que parece que le está costando trabajo jalarlas, pero después de unos cuantos jaloneas parece conseguir con su cometido ya que  Aparecen en escena el Diablo, Dabel y Seytan vestidos como ovejas, aparecen gateando y balando con muchísima flojera. Todos ríen y se quedan contemplando al niño Dios
Narrador: Bueno y pues este es un ambiente de alegría, es un ambiente de fiesta
   Comienza la coreografía final al terminar de bailar los personajes se quedan parados un momento enfrente al público se inclinan en señal de agradecimiento por su atención y finalmente  Se Cierra El Telón.

Herejía y Fe*

Quisieron hacerme creer que no te merecía; todo el mundo estaba de acuerdo, menos yo.   Quisieron hacerme sentir que no merecía tu cariño y ...