el final ineludible
y la mayoría de nosotros
unos necios incapaces de aceptarlo.
Qué inferior criatura estamos hechos
incapaces de abarcar lo infinito del cosmos
incapaces de afrontar lo finito del existir
perenne y prolongado suspiro.
Embargado por el hastío,
un príncipe pequeño dice adiós a su rosa;
asaltado por la razón,
un caballero andante se despide de su escudero.
Mientras que el poeta
contempla el amor que mueve el sol
y las demás estrellas
ofuscado por la luz suprema.
Cuán terrible que es la vida
abominable verdad es la muerte
peor castigo es no vivirla
mayor tormento vivir por siempre.

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