miércoles, 21 de agosto de 2024

NADA

Me siento para escribir
hay mucho que decir
porque se ha callado durante mucho tiempo
lágrimas vertidas en silencio
vidas silenciadas en la soledad
el elenco de una patética y vergonzoso parodia se despliega impúdica ante del resto de simples y solitarios espectadores en la forma insoportable del prójimo que nos estorba por todos los flancos.

Me siento ante el papel, con tinta en mano para escribir
hay mucho que contar
entre violencia, traumas psicológicos, eventos incomodos, situaciones limite, estupidez natural o narcótica que se apropia de nuestras mente

Riendo, el pequeño Chucho creyó que bajar aquella pendiente montado en su bicicleta no tendría como desenlace que terminaría hecho pedazos al fondo de esa misma barranca
no hay literatura
sólo las anécdotas patéticas de un pedófilo depredador de niñas pequeñas
rememoranzas de los sicarios que despedazan y violan en orden distinto hombre mujeres y lo que haga falta para cobrar venganza o mandar un mensaje o lo que haga falta

No hay poesía
en la droga que corres al baño para metertela
mientras trabajas fabricando las mismas cosas que robas, en la gente que piensas que engañas
No encuentro poesía
en la música creada por un homosexual podrido en vida culpa del SIDA que le consume la vida como una flama puesta sobre la parafina
No hay poesía
en los partisanos y/o hijos de partisanos seleccionados para fungir como objetos de entretenimiento para un grupo selecto de simpatizantes del partido

No, hay, poesía,
No; hay; poesía;
No. hay. poesía.
No... hay... poesía...
Sólo un niño que recibe golpes o insultos - o una combinación de ambos - cada vez que afectado por la intensidad de sus sentimientos pregunta llorando una vez más por su padre a la culera de su madre, incapaz de soportar una puñetera vez más esa pregunta imbécil
No
Hay
Poesía
no hay lugar en el camión rumbo a casa
solamente dieciséis horas de un trabajo agotador
 

 

lunes, 19 de agosto de 2024

Monstruos y Pesadillas

Incapacidad de respirar
del corazón para latir
sobresalto
un sueño
un hombre con un machete
otro con un guante de garras en lugar de dedos
un payaso acosador con el objetivo de asustarte tanto que te vuelvas loco
sobresalto
un sueño que se acaba y entrega
a una realidad
donde todos esos monstruos no pueden atacarnos
no pueden lastimarnos porque no existen
olvida el terror de los sueños
cambiándolo por miedo de inseguridad
causada a consecuencia de la ausencia de un padre
el temor de estar en un salón
donde otros más asustados que él
se dedicaran a robarle
a ofenderle, a golpearle.
Un acoso constante
que continua cuando un esfuerzo sobrehumano
lo lleva a tratar de conseguir por fin ayuda de la maestra
la cual se burla de él
lo llama débil
tonto, cobarde
poco hombre
marica.
Justificando así a la par de estimular
el abuso
el acoso.
Algunas compañeras se dan cuenta
se acercan, lo apoyan
alguien les enseñó el lenguaje del amor
comprender que lo único que le puede salvar
es el amor
por lo tanto
aquel pobre muchacho
está condenado
a la locura.


 

 

martes, 13 de agosto de 2024

Una Musa Dormida

Era tarde, de noche, como muchas otras veces lo había sido; de igual manera, el insomnio aquejaba mi cabeza consecuencia de múltiples ideas revueltas y sentimientos no muy bien identificados. La soledad y el hastío llenaban el calor incómodo de la noche y, una vez más, la gran hazaña de dormir no se vería cumplida.
    Me levanté entonces en camiseta y calzoncillos, la pijama había salido volando junto con las cobijas en cuanto el calor se hizo insoportable. Froté un tanto mis ojos pues el destello de mi teléfono me había vuelto borrosa la vista. Me dispuse a escribir, pero no venía idea ninguna y mi ansiedad continuó creciendo dejándome ahí inclinado sobre una agenda que me hacía las veces de cuaderno de notas, con lápiz en mano y sin ninguna idea que pudiera crecer, sin embargo permanecí en mi posición empeñado en plasmar algo en el papel..
    Fue entonces que apareció, no sabría decir si producto de una alucinación onírica o una visita excéntrica y repentina, pero se presentó ante mí, la débil luz amarilla iluminaba la mitad de su cuerpo en diagonal, dándole a su presencia un aire misterioso, tétrico que me fascinó - ella me fascinaba de por sí - porque pocas veces había logrado apreciarla tan vívidamente.

Era cierto... parecía que me había olvidado de ella, de hecho no le había enviado ni un mensaje y eso me hacía sentir un tanto culpable, era la única persona que se había interesado en mí y yo se lo agradecía alejándome y probablemente hiriéndole como hacen los patanes y los cobardes, dos cosas que yo no era.
    Nunca había conocido a alguien así, y fue precisamente esa singularidad la que me llevó a sonreír a escondidas de ella la primera vez que me saludó, despertando en mí ese deseo ambiguo de no querer volver a ver a la persona que quieres volver a ver, cosa que pasó y siguió pasando.
    Luego llegaría la opinión pública a realizar sus embusteros ataques, el odio generalizado hacia quienes nada deben nos llevó a callar el escándalo... escándalo

“en la fotografía ella está tomando mi brazo”

a mí me hubiera más bien gustado rodearla con mi brazo y colocar mi mano en su cintura, más de nuevo algo imponía. Junto al deseo de voltear a verla, pues nunca sabe uno cuando será la última vez que miras a alguien y en esa ocasión un regalo había embellecido esa última vez.

Sin duda estaba ahí, se acercó para entrar de lleno en el halo de la luz de mi lámpara de escritorio, alta como solamente ella y con esa mirada aplastante que siempre me gustó sentir fija en mí, pero no dije nada, o si lo hice, ninguno escuchó.
    Colocó sus dedos largos y finos sobre la mano que sujetaba el lápiz y por mí empezó a trazar letras y a construir frases, guiando suave y delicadamente mi mano, el contacto con su piel me estremecía enormemente y me reconfortaba sentir su calor adaptándose al mío, pues más que sostener y guiar mi mano, la acariciaba.

Ella me buscó y yo a ella varias ocasiones, no sé si se trate de una de esas personas sin las cuales no se puede vivir, como despreocupadamente se dice, pero sin duda, cada vez que venía a buscarme, mi corazón daba un vuelco tremendo y la sonrisa y el gozo crecían en mí, a veces demasiado impetuosamente como para poder controlarme.
    Jamás se lo dije y no lo lamento... sabe que me derrite, que me vence, que me inspira y que no sería justo lastimar su corazón.

Desapareció justo como se fue... en medio de su hechizo, no me di cuenta de que su cuerpo estaba ya demasiado cercano al mío, sentía su calor y su aroma y cerré los ojos sumisamente a su presencia y su contacto. De pronto, trazó punto final y cuando abrí mis ojos, la musa se había ido y el papel estaba en blanco.



29/02/2020 LZT A quien tanto quise y a quien nunca supe querer.



El Lápiz Mágico y la Hoja de Papel (Ejercicio)

Caminaba apaciblemente por la calle aledaña a la plaza pública. Reparaba en la nostalgia que me provocaba el camino miles de ocasiones recor...