Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino y hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
Apiádate de las necesidades y sufrimientos de los niños y ampáralos en el mañana, perdona a quienes hacen la guerra, a quienes practican el odio y a quienes generan división, al ignorante y al estúpido.
Sé esperanza para los débiles, el reino de los cielos para los indefensos y los que no somos salvos. Hereda la tierra a los mansos; sé consuelo para los aflijidos. Sacia a aquellos que tienen hambre y sed de ti. Sé misericordioso con aquellos que obran la misericordia. Que te vean los limpios de corazón y llama Hijos Tuyos a los que buscan sensatamente la paz.
No nos dejes caer en la tentación, no permitas que seamos perseguidos por tu causa, que nos injurien y digan con la mentira por tu causa de la justicia. Y líbranos del mal.
Amén.